El presidente y Morena perdieron fuerza con los más jóvenes

Por Omar Garfias

@Omargarfias

 

Los estudiantes marchan contra la reforma judicial. “Los engañaron”, descalifica Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Jovencitas feministas tomaron el liderazgo del movimiento y marcharon innovadoramente en 2021. “Es para perjudicarnos, hay que ver qué hay detrás”, acusó.

En 2018, alrededor de nueve millones de jóvenes de entre 18 y 24 años votaron para elegir presidente. De ellos, el 56 por ciento, poco más de cinco millones, lo hizo por López Obrador, según el cruce de datos del Instituto Nacional Electoral (INE) y de la encuesta de salida de El Financiero.

En 2024, alrededor de seis millones 700 mil jóvenes de entre 18 y 24 años votaron para presidente. De ellos, 52 por ciento, tres millones y medio, lo hizo por Claudia Sheinbaum.

La encuesta de salida de El Financiero coincidió acertadamente con los cómputos distritales. El periódico registró 60 por ciento para Sheinbaum, y el INE, 59.75. Es una encuesta muy precisa, confiable.

Los mexicanos más jóvenes de 2024 votaron en menor cantidad que los más jóvenes de 2018. Dos millones 300 mil menos.

También fue menor la cantidad de votos por la coalición encabezada por Morena. Un millón y medio menos.

Los más jóvenes de 2018 no habían sido gobernados por un presidente de Morena; los más jóvenes de 2024, sí.

El INE indica que, en este año, el grupo de 18 a 24 años está formado por cerca de 14 millones de ciudadanos.

Tres millones 154 mil de ellos son electores que durante su educación media superior recibieron el apoyo que hoy es de 920 pesos mensuales; en 2019 era de 800, durante cada uno de los 10 meses que dura el ciclo escolar.

Son los beneficiarios del programa “Beca Benito Juárez para Educación Media Superior”.

Son parte de los dos millones 900 mil electores que recibieron el apoyo de “Jóvenes Construyendo el Futuro”, que hoy es de siete mil 572 pesos mensuales durante un año, y en 2019 era de tres mil 600.

Son sólo una parte de los beneficiarios de “Construyendo el Futuro”, porque este programa también atiende a los de entre 25 y 29 años. No hay datos disponibles para saber cuántos son de cada edad.

La cobertura de los programas sociales en los de 18 a 24 años está entre 22 y 36 por ciento.

Es falsa, por inexacta, la suposición: “Toda la Juventud recibe dinero del gobierno”.

Tampoco son primero los pobres.

El programa de becas Benito Juárez es para estudiantes de bachillerato, y los muchachos pobres suelen desertar antes, sobre todo en la secundaria.

En la población de más bajos ingresos, el decil I, el 10 por ciento que gana menos, sólo el 23 por ciento recibe ese programa.

En la población de más altos ingresos, el decil X, el 10 por ciento que gana más, el 18 por ciento es beneficiario, de acuerdo a información de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2022 del INEGI.

A unos, los 920 pesos les sirven para comer y transportarse; a otros, para artículos muy distintos.

El conjunto de mexicanos más jóvenes que recibió los programas sociales del presidente, el de 2024, votó menos por la coalición 4T que los más jóvenes del 2018 que lo hicieron cuando no había programas.

Es falsa la acusación de que “todos los jóvenes vendieron su voto por la beca”.

Es el único grupo de edad donde el porcentaje bajó de AMLO a Sheinbaum.

Puede ser que los más jóvenes en esta elección sopesaron sus condiciones de vida durante el obradorismo.

En 2018, al iniciar este gobierno federal, siete millones de personas de entre 12 y 29 años de edad no estaban en la escuela o no cursaban el grado que correspondía a su edad.

Cuatro años después, el problema creció a ocho millones 400 mil.

Seis de cada 10 jóvenes que trabajan lo hacen en la informalidad, con un bajo salario y sin seguridad social.

Treinta y seis de cada cien jóvenes viven en situación de pobreza, y siete, en pobreza extrema.

En 2018, ocho millones 400 mil adolescentes y muchachos no tenían acceso a los servicios de salud. Cuatro años después, el problema creció a 15 millones 800 mil.

Puede ser que este sector no cree que se está transformando al país ni que los morenistas sean diferentes.

Que les parezcan obscenidades la narcopolítica, la destrucción de la selva maya, la muerte de migrantes en instalaciones gubernamentales, la caída del metro…

Que las pocas veces que se asoman a la vida pública no vean el abatimiento de la corrupción ni el mejor sistema de salud del mundo.

La narrativa populista parece no convencer a la mayoría de los más jóvenes mexicanos.

La agenda juvenil le es muy difícil de asimilar al obradorismo, porque en Morena las decisiones se toman verticalmente, del líder hacia abajo. No tiene espacio para la irreverencia.

Puede que este sector sea el más rebelde ante los “servidores de la nación”.

Los más jóvenes tampoco están en la oposición.

No votar no significa que no les interesa la vida pública. El fuerte movimiento juvenil feminista da cuenta de que, cuando se habla de sus temas, sin que quieran mandarlos y en formas ágiles y productivas, se juntan impresionantemente.

No están en los partidos políticos.

No están en las organizaciones de la sociedad civil que resuelven problemas.

Lo que sabemos es que están inconformes y no le creen a nadie.

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